cabala
Cábala, en grafía hebreo-cananea se escribe: QBLE (transliteración en las letras del alfabeto latino, de izquierda a derecha), y significa: “transmisión de la Tradición”, aunque comúnmente se traduce por “revelación”.
Morfológicamente se puede desglosar en:
QBL: recibir; lo recibido, +E (terminación femenina).
Una cosa es recibir (QBL) una información y otra es transmitir la información recibida. La palabra Cábala (QBLE) realmente significa “tradición de lo recibido”: lo que se recibe por revelación es transmitido.
¿De dónde surge esta información?
La recibimos de otra dimensión; no está creada al azar, proviene de otro plano donde se puede extraer. La Cábala es algo que está por encima nuestro que se comunica; “Dios” o el “Logos” nos habla.
¿Quién nos comunica la información?
En el mayor número de casos, esta información “de arriba” ha “bajado” a través de un mensajero, ya sea de otro plano, por ejemplo a través de un ángel (en hebreo se usa la palabra (MLKIM – mal´akim, que tiene una traducción más profunda: los que obran-operan), o de un ser de este mundo, por ejemplo a través de un chamán, hombre sabio, o santo (profeta). Pero el emisor no es tan importante, lo importante es recibir.
Y el receptor tiene que aceptar la información recibida y ser capaz de entenderla para poder transmitirla correctamente; tiene que ser un hombre puro, un “testimonio fiel”, para que no distorsione o añada “ruido” a la información de fuente divina.
Características de esta información
Esta Tradición o conocimiento recibido de otro plano es:
– espiritual: no religioso; no pertenece a ninguna religión concreta
– universal: no particular
– primigenia: desde el principio, desde el origen, desde que el hombre tiene capacidad para pensar en conceptos abstractos
– perenne: no cambia; siempre se mantiene. El hombre puede servirse de verdades relativas, pero la Verdad “es lo que es”, desde el inicio de los tiempos, aunque puede cambiar de aspecto externo en función del momento histórico
¿Qué es lo que se recibe?
Se recibe el misterio de la Sabiduría Suprema: el Árbol de la Vida, con sus “hojas” (10 “sefirots” o características de la divinidad) y sus “ramas” (22 letras). Y la conclusión a la que se llega, según la lógica de lo recibido, es que estas 22 letras van más allá: son 22 signos mágicos-sagrados que describen el proceso operativo de la Creación, llamada Gran Obra. Este proceso es el que estamos haciendo día a día, y vida a vida, y es del que depende la evolución —transmutación— del hombre (Adam), hasta un resultado que es, según la Tradición, la aparición del descendiente del hombre, textualmente en hebreo el “hijo del hombre”, en lo que la Cábala llama el “fin prodigioso”.
La información se va repitiendo, pero no sólo encontramos la del principio, también a lo largo de los tiempos ha habido otras transmisiones. La información recibida es en esencia la misma, pero se va profundizando dependiendo de nuestro estadio de evolución. Muchas veces viene dada en forma de parábolas o símbolos, pero realmente no está oculta. La información es comunicada para que en un momento dado se pueda entender.